martes, noviembre 27, 2007

Concierto de New Cool Collective (Granada 23/11/2007)

New Cool Collective: ‘Boogacool’

La nutrida formación de New Cool Collective ofreció en Granada un concierto de esos que dejan huella y crean afición. En su caso, devoción por el jazz de aliento étnico, bifurcado hacia el Sur por los vestigios afro-latinos. Y parece mentira que unos holandeses estén dando la vuelta al globo para ofrecer lecciones de negritud. El octeto de Ámsterdam, elegante y de etiqueta, pasó por el Boogaclub como un vendaval ábrego. Durante más de dos horas, repasaron gran parte del repertorio que les ha hecho famosos por todo el mundo en los últimos 15 años y que ahora patentan en ‘Big Band live’ tras ganarse el respeto del ultracopiado baterista Tony Allen –quien le otorgó el ‘beat’ al afrobeat, según los expertos–.

En verdad, la música de estos centroeuropeos suena contagiada por una fuerte resistencia rítmica –tres percusiones, y a veces incluso más–, que les entronca con la reiteración negra del groove. Mucho boogaloó y tildes latinas que rallan el ‘son cuero’ de Ray Barretto. El saxofonista, Benjamin Herman, ofició de líder, maestro de ceremonias y vocalista ocasional con esmerado acento ‘felakutiano’. De esta manera, el baile estaba asegurado, aunque resulte incomprensible que se habilitaran mesas y sillas justo enfrente del escenario. Con tal riqueza de metales, bajo ubicuo, guitarra afilada y compás en pulso, la pista se vio invadida por los del picor en los pies. Un espectáculo que puso broche dorado a un ciclo paralelo –‘New Jazz Experiencie’– a la altura del cartel grueso del Festival Internacional de Jazz de Granada. Ah, y el Boogaclub lleno hasta la bandera. Cosa que, por cierto, no hubo.

Eduardo Tébar

sábado, noviembre 24, 2007

Concierto de Jean Michel Jarre en los cines – 30 años de Oxygène.

Con motivo del trigésimo aniversario de la publicación del álbum Oxygène de Jean Michel Jarre y a sabiendas de que este es un blog donde todo tipo de música tiene cabida, me atrevo a comentar brevemente la proyección del concierto del día 21 en los cines CINESA Diagonal de la ciudad condal.

Para los que no lo conozcan Jean Michel Jarre es, por decirlo rápidamente, un señor francés, hijo del multigalardonado Maurice Jarre (el de la banda sonora de Lawrence de Arabia, entre muchas otras) que se dedica a reunir periódicamente a más de 1.500.000 personas tirando a lo bajo en lugares tan característicos como Paris, Lyon, Houston, las pirámides de Egipto, etc, etc, envolviéndolos con su música electrónica y con un juego de luces, láseres y demás artificios que dejan en pañales a cualquier otro.

A pesar de lo anterior, y de la evolución (algunos dirán involución) hacia lo digital, y teniendo en cuenta la tendencia tecno que tienen algunos de sus últimos trabajos (que, personalmente, no acabo de aceptar demasiado), cabe decir que el señor Jarre ha hecho esta vez un giro de 180º y se ha dedicado a desempolvar los viejos instrumentos analógicos de sus primeros discos.

El concierto, vendido de antemano como una retransmisión de alguno de los 10 que tiene previsto para este mes de diciembre en el Théâtre Marigni de París, no fue más que una retransmisión de un DVD que sale a la venta este 4 de diciembre (al principio, el 26 de Noviembre, pero eso sólo pasará en Francia). Es por ello que, aunque pareciera que iba a ser ‘en directo’, realmente resultó un poco frustrante encontrarse ante la pantalla de un cine, con unas 60 personas, y que apareciera el menú de un reproductor de DVD, como si estuviéramos en el salón de casa…algunas risas se oyeron por lo bajo.

Dicho DVD sale a la venta además en una versión 3D, que lo que permitirá es, con las típicas gafas de colores, situar al Jarre tocando Oxygène: Live in your room (que es como se ha dado a llamar al concierto) pues eso, como si estuviera en tu salón. Lo bonito del caso es que, si eres el afortunado poseedor de una pantalla Philips WOWvx 3D, ese efecto 3D no hace falta visualizarlo con las dichosas gafitas. En fin, una pijería más que lo que hace es que salga otra versión del concierto y otra versión de CD/DVD. Las majors mandan, vamos si mandan…(3 versiones para un mismo concierto, es un pelín bestia…)

Pasemos ahora al concierto. Lo primero que sorprende es que no hay, o al menos, no se ve, al público, con lo cual se apoya más la idea de que esto está hecho para promocionar los conciertos y la venta del DVD. Durante un momento se aprecia a un cámara medio escondido, pero es el único elemento ‘externo’ que se aprecia en la grabación. Otra cosa que sorprende: la austeridad. No hay artificios salvo una pantalla de video retroproyectado tamaño ‘normal’ en la que se proyectan imágenes 3D bastante cutrecillas y que raramente se sincronizan con la música y una iluminación a base de lámparas de pie que resulta bastante propia de una jam session de las de antes.

Luego están los instrumentos, que son una delicia analógica y, entre los cuales hay Moogs, Fairlights, Theremin, etc, etc, y que son tocados por el propio Jarre, en primer plano, o sea delante, y por Francis Rimbert, Claude Samard y Dominique Terrier, que están ubicados en sus respectivas ‘islas’ de teclados más atrás y en fila.

En cuanto a la calidad del sonido, la del DVD parece ser que es la bomba en 5.1 y demás florituras, pero cabe decir que la del cine era un poco desastre: conocidos efectos rudimentarios ahora, pero espectaculares en su época, y que se basaban en algo tan simple como el cambio de canales de stéreo, eran obviados en el cine, con lo que más de un suspiro se oyó en la sala. Eso, y los chasquidos que se daban en algún altavoz cuando los sonidos emitidos estaban un poco saturados.

La calidad del video, pues más de lo mismo: impactante el hecho de poderle ver casi las cicatrices al amigo Jarre y a sus compañeros/súbditos (puesto que queda claro que la star es él y que los demás están sólo de apoyo; si Jarre tuviera 8 brazos no estarían por allí), aunque cabe decir que el tema de los enfoques en primer plano de una mano que no se mueve, dejando la que está tocando la melodía en ‘borroso’ atrás, no apoyan demasiado el uso de cualquier cámara super digital de ultimísima generación. Por otro lado, el uso indiscriminado de la setady cam, que da la sensación de estar entre los músicos hace que, por una parte, la imagen tiemble como una mala cosa y que, a veces, los propios elementos del escenario impidan, por estar en el campo de visión, ver qué demonios toca y como lo toca tal o cual músico.

En fin, como resumen, y dejando aparte que los músicos pierden el compás más de una vez y que, incluso, alguno de ellos las pasa verdaderamente p… para seguir al amigo Jarre, reconozco que debe ser bastante difícil tocar un concierto de una horita, en la que se mezclan los antiguos temas de Oxygène con un par de Variations nuevos, sin perderse ni una sola vez y más aún teniendo en cuenta las dificultades técnicas de algunos instrumentos, con cables conectados a LFO’s, potenciómetros, lucecitas y hasta un sinfín de botoncitos de colores.

Sí es un lujo ver que Jarre sigue ahí, que no olvida sus orígenes y que es capaz de montar semejante tinglado para tocar un disco que, hoy día, se podría tocar con el software de cualquier portátil en la habitación de tu casa, pero es que eso no impide opinar que, de haberlo preparado un poco mejor, el resultado del concierto hubiera sido de verdad mucho más espectacular. Espero sinceramente que, en los conciertos de diciembre, ya con público presente en la sala, parezca de verdad algo más coherente y no un ‘ensayo general’, que es la impresión final con la que salí del cine. Con eso, y con la esperanza de que la experiencia se repita para otros discos posteriores y aún más elaborados (Magnetic Fields, Equinoxe, etc…).

Saludos y hasta otra.

El Incal Negro


domingo, noviembre 18, 2007

Concierto de Héroes del Silencio (Zaragoza 12/10/2007)

Héroes del Silencio se despide de Zaragoza en el día del Pilar

A la misma hora, en el mismo lugar, pero dos días más tarde y con entrada general en lugar de preferente, el que escribe volvía a estar en la calle esperando a que La Romareda abriera sus puertas para poder ver el segundo concierto de Héroes del Silencio en la ciudad de Zaragoza. El ambiente que se respiraba era mucho más multitudinario que el del miércoles anterior y el origen de la mayor parte de los asistentes era mucho más heterogéneo. Galicia, Andalucía, Madrid, Asturias, Cataluña o Murcia, eran algunos de los lugares de procedencia que se podían intuir en los acentos del castellano hablado por todos los allí congregados. Verdaderamente eran pocos los aragoneses que parecían haberse dado cita para ver a Héroes del Silencio en ese día del Pilar, el día grande de las fiestas de Zaragoza, lo cual no hacía más que confirmar el fracaso en la venta de entradas por parte de Ibercaja en tierras aragonesas. En esta ocasión, a diferencia del día 10, sí que había reventas en la calle, y cuando digo reventas no me refiero al típico espectador que le sobra una entrada y que intenta venderla a precio de taquilla por tal de recuperar el dinero, me refiero a señores de entre cuarenta y cincuenta años, con mirada aviesa y aspecto de maleante, que venden localidades a precios desorbitados. La verdad es que resultó muy cómico ver cómo localidades generales que se estaban vendiendo por 80 ó 75 Euros varias horas antes de empezar el concierto, poco después de abrirse las puertas pasaron a venderse por 20 ó 15 Euros.

A mí personalmente la espera se me hizo mucho más larga y pesada que la del día 10. El hecho de tener una entrada general en lugar de una preferente me hacía estar mucho más nervioso por ser una incógnita la distancia desde la cual iba a acabar viendo el concierto. El clima tampoco tenía nada que ver con el de la fecha anterior. En esta ocasión ni llovía ni amenazaba tormenta, lo que caían del cielo eran unos penetrantes rayos de sol que, sumados a los nervios anteriormente comentados y al tostonazo que dieron dos personajes con un par de guitarras y un micrófono interpretando con más pena que gloria un repertorio compuesto por canciones de Héroes del Silencio y Bunbury durante toda la mañana delante de la puerta 20 del estadio, aún lo hacía todo más desesperante.

El caso es que, con mayor puntualidad y con un poco más de orden, a las 17:00 h. se abrían las puertas de La Romareda y la manada de fans corría escaleras abajo en busca de la ubicación perfecta. Como ya me temía, el primer sitio en el que me coloqué estaba a bastante distancia del escenario principal. Las pantallas, que el día anterior me habían parecido enormes, ahora no las veía más grandes que la televisión del comedor de mi casa. Eso en cuanto a la distancia, porque en cuanto a la aglomeración, a falta de 4 horas de dar comienzo el concierto, el agobio era tal que no tuve más remedio que salir del mogollón y buscar algún lugar un poco menos centrado pero algo más amplio. La parte trasera de la torre de luces de la derecha fue el lugar elegido. Un buen sitio si no fuera porque no caí en la cuenta de que la grúa con la cámara móvil ubicada allí mismo se me iba a poner delante durante determinadas partes del concierto, impidiéndome a ratos la total visibilidad del escenario.

Después de esta pequeña introducción sobre las horas previas al segundo concierto de Héroes del Silencio en Zaragoza, voy a centrarme en lo verdaderamente importante y en lo que realmente le interesará a la gran mayoría de los que se hayan puesto a leer esto que no es otra cosa que el show. Pido disculpas a todo aquel que no le importe ni lo más mínimo mi experiencia personal, pero es que me resulta muy difícil hacer una crónica de un evento que me ha mantenido en tensión durante tantas horas sin explicar mi particular punto de vista y mis propias vivencias.

Sobre las 21:00 h. aproximadamente se apagaron las luces empezando a sonar “Song to the siren”, tras la cual comenzaría “El estanque” con el mismo ritual de las sombras de Enrique y de Juan proyectándose sobre el agua. En esta crónica no voy a repasar el repertorio completo otra vez puesto que en su mayoría fue idéntico al del día 10. Únicamente destacar que, en el primer bloque de canciones, el lugar que el miércoles anterior había ocupado “Bendecida”, el día 12 lo ocupó “Agosto”, el tema publicado en su primer LP “El mar no cesa”. Otro de los cambios con respecto al anterior concierto de Zaragoza fue la indumentaria de alguno de los miembros del grupo. Enrique, Pedro y Gonzalo mantuvieron sus vestimentas, pero en esta ocasión, Joaquín Cardiel lució su clásica cinta en el pelo de los tiempos de “Avalancha” y Juan Valdivia un abrigo largo como el que porta en la fotografía del libreto de “El espíritu del vino”, bajo el cual podía verse una camiseta de “Blackdivia”, su club de fans oficial cuya página web tuve el enorme placer de dirigir durante el año 2003. Después de “Mar adentro” Enrique dio la bienvenida a toda la audiencia afirmando estar muy contento de tocar en Zaragoza el día 12 de Octubre, un día que definió como de “celebración” a secas.

Cuando llegó el momento de cruzar la pasarela y agradecer al público su presencia, su apoyo y su entrega, a Enrique Bunbury se le notó poco comunicativo y con la voz bastante estropeada. Durante las canciones del primer set no se apreciaron demasiados problemas de entonación ni de afinación, pero cuando Enrique comenzó a hablar ya se intuía que algo no iba bien. Las presentaciones y la improvisación de “La mala hora” fueron prácticamente idénticas a las del pasado concierto y, una vez en el mini escenario central, el segundo bloque también comenzó con “La herida”. Efectivamente algo pasaba. Enrique pidió disculpas por sus problemas de voz causados por la gripe traída desde América y, prácticamente pidiendo permiso a los espectadores, anunció la retirada de la banda durante cinco minutos para recuperarse un poco y volver con más fuerza. Ante este imprevisto el público no pudo más que responder con un fuerte aplauso aunque muchos vieron planear el espíritu de Zuera por encima del escenario. Esta vez no fue así. A los cinco minutos clavados el grupo volvía a cruzar la pasarela para continuar el segundo bloque de canciones con “Fuente esperanza”, la cual sustituía a “Flor venenosa” en el repertorio de su anterior actuación.

Si algo tiene de especial el ver un concierto desde la lejanía es que uno puede disfrutar más de todo el montaje de luz y color que rodea a lo puramente musical. Muchos han criticado la actitud de Héroes del Silencio sobre el escenario afirmando que éste les viene grande y que es mucho escenario para una banda tan estática. Es posible que, exceptuando a Enrique Bunbury y a Gonzalo Valdivia, tanto Joaquín Cardiel como Juan Valdivia no sean precisamente dos animales escénicos, pero es que nunca lo han sido, el problema es que en un escenario tan enorme aún se nota más. La repercusión de esta gira hubiera hecho imposible la celebración de los conciertos en salas con capacidad para 1.000, 3.000 ó 10.000 personas como ocurría antes de su disolución, y puestos a celebrar macroconciertos para 40.000, 70.000 u 80.000 personas, ¿qué mejor escenario que uno en el que si no puedes ver a los músicos por lo menos puedas disfrutar de las imágenes que aparecen por las pantallas y de un magnífico espectáculo visual? Eso es precisamente lo que se ha hecho para este Tour 2007 de Héroes del Silencio, un espectáculo en el que, además de la música, los espectadores pueden disfrutar de las combinaciones comáticas con las que los técnicos de iluminación van jugando en las columnas y en las cortinas de leds que rodean el escenario principal, y de las imágenes proyectadas sobre las dos enormes lonas ubicadas a ambos flancos del escenario y a a través de las pantallas que quedan en la parte superior de éste, imágenes con ligeras referencias a la temática de las canciones que van sonando durante el concierto.

La verdad es que no hubo muchas más novedades. Después del descanso antriormente comentado, los tres últimos bloques de canciones transcurrieron con total normalidad y los temas fueron encadenándose con el mismo orden y la misma parafernalia escénica que el día anterior, es decir, el tercer bloque abrió con "Nuestros nombres" y cerró con "Avalancha", el cuarto abrió con "Oración" y cerró con "La chispa adecuada", y el quinto lo hizo con "Tesoro" y "En brazos de la fiebre" respectivamente. Quizás en esta ocasión hubo menos fallos de coordinación entre los músicos pero, en líneas generales, todo fue de forma más o menos similar en este segundo y último concierto de la gira y quizás de Héroes del Silencio en su Zaragoza natal.

La moraleja que saco de haber repetido concierto pero en diferente ubicación, es que ver un concierto en zona preferente y verlo en zona general es como ver dos conciertos diferentes. A cualquiera que pueda tener dudas sobre si gastarse 20 Euros más o gastarse 20 Euros menos en un concierto, decirle que si aprecia la comodidad y el disfrute de la música, que no se lo piense dos veces y que pague 20 Euros más porque verdaderamente vale mucho la pena. Eso si encuentra entradas preferentes a la venta y si no se encarga Ibercaja de venderlas, claro.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)