lunes, junio 25, 2007

Conciertos de Southern Arts Society, Howe Gelb & Isobel Campbell (Granada 22/06/2007)

Sonidos alternativos en la intimidad granadina

El viernes, la banda Dream Theater reunió a 6.000 personas en el Coliseo de Atarfe, que disfrutaron de un concierto bizarro (¡tres horas!), en el que abundó el virtuosismo inteligente durante la interpretación de ‘suites’ sinfónicas bañadas en rock progresivo y en metal. Los veteranos de la Berklee presentaron parte de su nuevo disco, Systematic chaos, que licencian a través de la etiqueta Roadrunner Records, donde también celebran el fichaje de The Cult. Mientras, en la capital granadina, poco más de un centenar de curiosos variopintos poblaban las butacas del Teatro José Tamayo en la segunda jornada del ciclo itinerante ‘Pop-Rock’, organizado por la Junta de Andalucía, después de la conmovedora actuación inaugural de Stuart A. Staples.

En el cartel, nombres de postín: Andy Jarman, Isobel Campbell y Howe Gelb. El ambiente desangelado debió sorprender a Jarman, una de las estrellas del festival Primavera Sound hace tres semanas. El londinense abrió con puntualidad y simpatía el cancionero que ahora descubre bajo el rótulo de Southern Arts Society, formación en la que todos son españoles menos el líder. Superadas sus aventuras con Strange Fruit y A Popular History Of Signs, el bajista y cantante se mostró mucho más desenvuelto en su papel de ‘crooner’ de pop-rock claro, directo y conciso a pesar de la nube sensorial que envuelve los temas.

Jarman no escatimó en comentarios con un perfecto acento andaluz, que labró durante sus años bohemios en Granada y que actualmente pule en su residencia sevillana. Lamentó que el público no pudiera bailar, porque sus canciones se antojan más naturales en el hábitat de la sala con barra. En cambio, las proyecciones de fondo en la pantalla gigante creaban una sensación cinematográfica. Más bien, parecía una película cuya banda sonora se ejecutaba allí mismo, con imágenes de ‘road movie’ en sincronía espacio-tiempo, senderos, tumbas, estrellas y oleajes. Faltó la viola de Alberto Pielfort, aunque se bastaron con la base efectista de los teclados de Jesús Bascón, la guitarra apacible de Israel Diezma y el apoyo de la batería. Quizá, la música de unos Montgolfier Brothers o Piano Magic más telúricos. El estilo refinado de U2 en alianza con Brian Eno, cuando un día se llamaron Passengers. A todo eso, y a los álbumes que ya no le salen a REM, se parecen Southern Arts Society.

La frontera americana

Por su parte, Howe Gelb epató como cabeza del letrero y con la carga de un currículo envidiable. Pionero del sonido neo-country-rock americano, Gelb integra el oráculo de artistas fundamentales de las dos últimas décadas. Una garganta autorizada que se ciñe al repertorio, olvidando cualquier parafernalia adicional. Muy sobrio, de vaquero y con sombrero tejano, inició su recital sentado frente al piano con dos piezas ‘jazzies’, que sirvieron de introducción y a las que volvería al modo de los intermedios en la radio de entreguerras.

Lo milagroso de Gelb es su pericia instrumental, capaz de otorgar a las teclas un ‘swing’ extemporáneo y chispear las cuerdas de la guitarra de manera renovadora y, a la vez, tradicional. En esta ocasión, John Convertino y Joey Burns no acompañaron a quien fue su maestro y semilla en Calexico. Sin embargo, el de Tucson se trajo a un experto de la guitarra-slide como Dave McGowan, al bajista Coger Lund y al baterista Peter Dombernowsky, clave en la intimidad acariciadora de las escobillas. Con esta pléyade, aún pasea por esos territorios fronterizos a los que acostumbran las publicaciones de Giant Sand, Band Of Blancky Ranchette o Arizona Amp And Alternador. Porque Gelb no sufre déficit inventivo: lanza tres o cuatro trabajos anuales con cualquiera de esas pieles.

Ahora prepara uno de duetos en el que participa Isobel Campbell, lo que ha dado pie a que la británica siga a Gelb en esta gira. En Granada, puso la nota decorosa con su violonchelo y una dulcísima voz, contrapunto del vocalista de Arizona, en un tórrido balanceo Gainsbourg-Birkin. Ella, más cerca de Bille Holiday que de los Belle & Sebastian ‘noventeros’ en los que empezó. La pareja interpretó en el tramo final del concierto algunas de las canciones del reciente disco que Campbell ha grabado con Mark Lanegan, destacando la reconstrucción de Honey child what can I do?.

Luego se encendieron las luces y la audiencia se trasladó al puesto de venta del sello Green Ufos, en la puerta del teatro. Muchos aprovecharon la oportunidad para comprar algunas rarezas de Howe Gelb, un tipo extraño, de humor seco, que nunca hace dos ‘shows’ iguales y que ganó algunas decenas de fans en Granada. Pero su mejor definición la escribió un cronista: “Howe Gelb tiene la dicción de Lou Reed, la entonación de Dylan, el riesgo de Tom Waits, la libertad de Thelonious Monk, la intensidad de Zeppelin, el sentimiento de Hank Williams y el ingenio de Lenny Bruce”.

Eduardo Tébar

sábado, junio 09, 2007

Jerry González y Jorge Pardo: velada con sabor (Granada 02/06/2007)

(Sala La Telonera de Armilla, Granada, 2 de junio de 2007)

Dos titanes del jazz. Dos mundos encontrados. Una pareja de talentos de grueso calibre, con inquietudes similares y gusto por la mezcla. El trompetista neoyorquino Jerry González y el saxofonista madrileño Jorge Pardo se reunieron en La Telonera, sala residencial para el primero, acostumbrado a tocar en Granada dos o tres veces al año. En esta ocasión, como todas, rezumando el aforo hasta la gota gorda.

El calor humano, constante en los conciertos de Jerry González, se une al ardor de sus actuaciones, cuya pureza se debe al compromiso intratable de experimentar hasta la anarquía. Desde su instalación en España, a rebufo de la película ‘Calle 54’, de Fernando Trueba, ha hecho de la mezcolanza una condición obligada. Entre ‘jazzeros’, flamencos y roqueros, Jerry busca infatigable “la clave” de la reinvención. Es un corsario de voz ajada y desafiante, “el último pirata del Caribe”, como le llamó el cineasta. Y así, siempre con modernas gafas de sol en lugar de parche, navega por el Atlántico con la obsesiva conquista de la música afroamericana.

Un ojo puesto en ‘Sketches of Spain’, que grabó Miles Davis inspirado en nuestra Semana Santa. El otro, en la libación del guaguancó cubano. La puesta de largo de Jerry González, ya sea con una ‘Big’ o una ‘Small Flamenco Band’, se nutre, por definición, del maridaje de la rítmica colorida con la tradición ‘bebop’ de Charlie Parker y Thelonious Monk, a quienes versiona con increíble rebrotar latino.

Este segundo ‘show’ anual de Jerry en Granada fue menos flamenco y menos eléctrico que los anteriores, aunque se eche de menos otra ‘jam’ con el portentoso guitarrista israelí Dan Ben Lior, habitual durante el invierno pasado en los locales de la ciudad. En cambio, Jorge Pardo llegó tras una fructífera etapa con Chick Corea y fue aplaudido con verdadera ansiedad. Sentado, a las órdenes del jefe filibustero, insertó su saxofón y su flauta dibujando tonalidades sobre la acelerada base festiva de la banda. Tinturas de ‘latin-jazz’ y bulerías que provocaron agitados sudores en La Telonera.

Jorge Pardo contemplaba el ambiente, se deleitaba, esperaba la aprobación de Jerry González y después intervenía. Y es que Jerry exige, eso sí, un minucioso buen hacer y abronca al que se despista. ¡Incluso si es del público!

Además de sus conocidas trompetas con sordina, Jerry González incrementó el ajetreo tocando el cajón, llegando a haber cuatro percusiones simultáneas. Junto al baterista Kike Ferrer como motor multilingüe, a quien vimos en ‘Habana Blues’, y una tercera estrella de la noche, Javier Massó, bautizado por Enrique Morente como ‘Caramelo de Cuba’. Massó es una de las mayores eminencias del piano que hay en el mundo, un mulato de sonsonetes ebrios y costeros. Ante la presencia de treintañeros ávidos de excitación, con un exquisito como Jorge Pardo y un calavera como Jerry González, imagínense la que se lió. Un banquete musical rico, rico.

Eduardo Tébar