sábado, enero 27, 2007

Concierto de Máscara (Granada 20/01/2007)

Nuevos tiempos (Planta Baja, Granada, 20/01/2007)

Por fin. El debut discográfico de Máscara es una realidad después de que, en el lejano 2005, ganaran el concurso Arte y Creación Joven del IAJ con el premio de la publicación. El álbum que la banda granadina presentó en un Planta Baja repleto se procesó de manera larga y puntillosa. En parte porque, para registrar la complejidad de su sonido, buscaron los estudios de grabación más cualificados (y solicitados) de la zona: El Refugio Antiaéreo y Producciones Peligrosas. Jota (Los Planetas) se fijó en ellos y por eso lanzan Imaginarium a través de El Ejército Rojo con la distribución de Pias.

Pero han tenido que pasar ocho años desde su formación: el tiempo tiene una cadencia muy particular en Máscara. Otros tiran la toalla. Ellos decidieron sacar adelante un grupo de rock mientras iban al instituto y a la universidad. Se han hecho mayores, aunque estos temas han crecido con ellos; retienen las ideas, los chispazos de genialidad y también las insatisfacciones del veinteañero moderno. Empezaron cuando Pearl Jam, Jeff Buckley y Radiohead eran mitos (unos más vivientes que otro), y eso les convenció de que no estaba todo inventado.

El lleno de la sala tenía el merito añadido de doblegar a la competencia. Dos calles más abajo actuaba el mismísimo 'Honest' John Plain, uno de los nombres más dorados y refulgentes de la historia del punk-rock británico. El fundador de The Boys o The Crybabys, respaldado por Antonio Arias y demás rockers procedentes de Barcelona, era un reclamo de sobrado peso específico.

El caso es que Máscara jugaron con la ventaja de participar en casa. Ahora bien, el público observaba el concierto con un silencio que excedía la contemplación respetuosa. Es de suponer que los allí presentes, entre los que había compañeros generacionales como Alice Moon, Diciembre, Chicago Rails, o los propios Expertos Solynieve, no cumplieron con la preceptiva escucha del trabajo. Menos mal que el cantante y guitarrista Nöel Ruíz tiene un gracejo natural, humilde, que suple lo difuso del mensaje escénico. Y la intervención sorpresiva de un quinteto de percusión, invitados para la ocasión, acabó por trabar el ritmo en los asistentes.

Seamos comprensivos. Imaginarium pasa por ser un estreno demasiado contundente y arriesgado para lo habitual en nuestro rock. Inverosímiles riffs y solos de guitarra en ejercicio de brain-storming por parte de Nöel y la finlandesa Jutta Järvenpää. El aperturismo instrumental, experimental y multiétnico de Santi Ramal, que se encarga de matizar percusiones, colorear el ambiente con teclados de juguete y soltar humo del djeridoo.

Dani Martínez es un enérgico bajista y elegante pianista de carrera. Y el batería Juan Manuel Melchor lleva lo suyo por herencia sanguínea, fue discípulo de Erik Jiménez y –todavía más– se dedica a la investigación del binomio música-matemáticas. Una rara avis, que decían los romanos.

Añadan la actitud del sexteto, absolutamente ajenos al reparto promocional y enemigos de la estandarización de fórmulas. Reivindican a Lagartija Nick, a Sou Edipo y a sus colegas Alice Moon. Y les gustaría, si fuera posible, parecerse a Slint: que alguien les imitara dentro de quince años.


Con estos ingredientes entenderán el abigarramiento caótico de Máscara. Llevar su música al directo requiere un importante galimatías logístico. Tanto que el mismo Pablo Sánchez (artífice del sonido de El Refugio Antiaéreo y de Enrique Morente) se trasladó a Planta Baja para dirigir la labor de mesa.

Y ellos, mientras, ponían sobre el tapete su orquesta eléctrica, con emotivas dosis de sinfonismo (Suco, Función de despedida), rabia (La técnica de Kaito, Mosca) y persistencia en estructuras imposibles (11/8). El tiempo, señores, que es diferente en Máscara.

Eduardo Tébar

lunes, enero 15, 2007

Gran éxito de Gonzalo Valdivia y su "The Wall Performance" homenaje a Pink Floyd (Huesca 3 y 4/01/2007)

Cuando el talento, virtuosismo, genética y arte se juntan con el trabajo serio y constante de dos años en el local y una banda fantástica sólo puede surgir un espectáculo audiovisual sin igual en este país y Huesca fue testigo de excepción de un concierto único en su concepción y ejecución que ya han disfrutado anteriormente otras ciudades importantes del país.

Durante los días 3 y 4 de enero en el Centro Cultural del Matadero lleno de fans amantes de la música de Pink Floyd, Gox Valdivia y Héroes del Silencio se pudo disfrutar de lo que en DVD gozaremos en el futuro gracias a Producciones Sivrada y Raúl Estaún (Ganador del Mejor Videoclip del Año por Voluntaria Crucifixión de KARHE) que grabaron para la posteridad.

Comenzó el show con el extraordinario tema “Chip” de Trigonometralla de Juan Valdivia de fondo mientras una presentadora virtual, Raisa, nos iba preparando para el comienzo real que enlazado con un atronador sonido de guitarras que hacían estremecerse en un perfecto diálogo entre Pablo Miquel con su Fender Telecaster y Gibson Les Paul a cargo de Gox nos introdujeron de lleno en el concierto en directo. Gonzalo Valdivia tocó dos Gibson Les Paul, una negra y otra rosa y de ellas extrajo el más bello sonido alternando la fuerza rabiosa del Rock con la delicada sensibilidad de los temas más lentos y dolientes.

Tema a tema The Wall fue cautivando al público desde el principio. Tres pantallas, una grande en el centro y dos más pequeñas a los lados recreaban pasajes de la película del mismo nombre que un día Alan Parker estrenó con la música de Pink Floyd de fondo tratando temas como la educación represora, el sexo, las drogas y la desesperación. Para seguir sin perder sentido las canciones abajo aparecen subtituladas todas ellas pudiendo entender sin problema su significado.

Además de las impactantes imágenes de dicho film cobran especial protagonismo las proyecciones multimedia del creador Víctor Recua, un artista digno de conocer por su labor y persona. Imágenes de telediarios, realities, película del Muro, dibujos animados, cuadros bellos y colores embriagadores en toda suerte de formas y texturas. Resulta muy difícil explicar el arte y más en este caso donde no hay tregua al descanso unas veces provocando en el espectador el análisis de la sociedad o política actuales y otras deleitando los sentidos por su belleza. También Nacho Valdivia sobrino de Gox colaboró con unos preciosos dibujos en este fondo visual aportando la visión de un niño.

Temas clásicos como “Another brick in the wall”, “Run like hell”,”Hey you” son algunas de las composiciones que pusieron al público de pie en la sala además de los momentos en que Gonzalo brilla especialmente en complicados solos de guitarra donde se pone de manifiesto que es un guitarrista increíble además de haber adquirido un nivel vocal realmente sorprendente. Desde el primer The Wall que pude presenciar en 2005 se ha podido ver a un artista en clara progresión ascendente consiguiendo una actitud rockera cuando hace falta, expresividad escénica interactuando con los actores de la compañía Jeribeque y recorriendo el escenario y sala en endiabladas carreras saltando al patio de butacas o haciendo brotar sonidos llenos de suavidad y dulzura bajo un foco de luz.

No puedo dejar de nombrar a todos y cada uno de los integrantes de esta fantástica banda: Pablo Miquel, una guitarra que complementa a Gox con un gran nivel y efectividad. Rosa Eva (Dream Eva)que da la réplica vocal a Gonzalo brillando a gran altura en solos y coros. Una voz importante. Esperanza (Queen Faci) al bajo siempre perfecta en su labor y presencia en escena. Carlos Staff a la batería con una contundencia y ritmo determinantes en la base musical del espectáculo. Gran acierto el haber incluído a un teclista, Hugo Romero, en estos dos shows donde temas como “Shine on you crazy diamond” llegan al corazón por la compenetración entre teclado y guitarra.

Mención honorífica también para los actores que reproducen algunos de los pasajes más emblemáticos de la película de The Wall. Pertenecientes a la compañía Jeribeque hábilmente dirigida por María Galindo van pasando de escenas llenas de sensualidad como en la que una prostituta coquetea con Gox hasta algunas llenas de violencia viendo cómo el protagonista de la película destroza una televisión, una lámpara que tira a la primera fila del patio de butacas y arroja ladrillos del muro de cartón que adorna el escenario después de rechazar la invitación de la prostituta. Un maestro anticuado y restrictivo es retado por Gonzalo haciéndole desistir en su empeño y entregándose a la música con un teclado que se cuelga al hombro. En otros momentos una anciana y una joven son sometidas a un juicio por parte del juez maestro. Su labor sirve para adornar más si cabe lo que el público ve y escucha, un concierto, una proyección de imágenes y una representación teatral.

Además de lo que es The Wall como concierto ante la petición de más por parte de todo el mundo que en pie aplaudía tuvieron la generosidad de ofrecer un bis que a todos encandiló por su extensión y adecuado repertorio: "Dogs", "Shine on your crazy diamond", "Wish you were here", "Time", "Money" y "Have a cigar".

Aquí acaban dos años de intenso trabajo y gira, Gonzalo Valdivia anunció tras el concierto del jueves un punto y aparte en esta experiencia. Desde aquí le deseamos toda la suerte del mundo en todo aquello que emprenda puesto que talento y apoyo no le faltarán.

Susana Almarcha Mingote (SusanQ)

domingo, enero 14, 2007

Concierto de The Meteors (Granada 08/01/2007)

Locura meteórica (Planta Baja, Granada, 08/01/2006)

Los británicos The Meteors, liderados por el carismático Paul Fenech, inauguraron el año de conciertos en Granada. La ciudad está cerrando los últimos ejercicios con una media de 1.500 actuaciones. Esta primera fiesta grande de 2007 corrió a cargo del trío inglés, que se encontró la sala Planta Baja casi llena y caliente en una noche de lunes para su única fecha andaluza.

Antes habían subido el termómetro los almerienses Los Sucios, que vienen practicando punk-rock desde hace cuatro años. Después los granadinos KO3, propuesta integrada por veteranos de la escena local (proceden de Pink Flamingos, Holefuckers, 500 Perros…), cuyo vocalista, Malo Morano, encandiló con sus maneras exuberantes. Bajó a cantar (o ladrar) entre el público un bestiario de canciones, herederas del extremismo del hardcore old school y de los compases sucios de Motorhead y Eddie Cochran, al que recordaron con "C’mon everybody".

The Meteors vinieron a celebrar sus 25 años de carrera. El aniversario fue breve –tocaron una hora– pero intenso. Los rockers congregados querían un espectáculo sudoroso y lo tuvieron. Frente a la fauna de cueros y tupés, el ultra tatuado Paul Fenech desprendió su habitual chulería. Él está de vuelta de todo. En 1980 creó el grupo mientras sufría el desprecio de la comunidad rockabilly de Londres, donde pocos aceptaban su corrupción de un estilo clásico con las disonancias del punk. Así parió el psychobilly.

Sus seguidores tienen un lema: Sólo los Meteors son puro psychobilly. Ellos, en efecto, apoyan la proclama; la han registrado como marca comercial. Son los reyes y pioneros del subgénero. La escasísima voz de Paul Fenech, a través de su dicción ininteligible, intenta mitificar los lugares comunes de Easy raider, o sea, la Harley y el nacido para ser salvaje. Y no es broma: lleva un cuarto de siglo entregado a la vida disoluta. Representa la fracción estética más turbia y macabra del rock & roll.

Cuando canta ajado y toca esa guitarra en permanente distorsión, ventila esquirlas cortantes. Fenech tiene el efecto de una navaja automática. Convierte en héroes a personajes sombríos. En su galería de los horrores se encuentran los asesinos Charles Manson y Mark Chapman (el que disparó a John Lennon). Llámenle herético, que él saca la lengua con cara de poseso.

Esa literatura negra resulta infalible con el bombeo del contrabajo y la cadena de acordes infectados de ruido. Tocaban Fire, fire y el público ardía. Poco importaban los errores de ejecución. Con más de 3.500 conciertos a sus espaldas y una veintena de discos grabados en vivo, saben que su esencia es la actitud. Lo de Granada fue una ceremonia infernal, en conexión directa con el show que Texas Terri ofreció hace tres meses en el mismo recinto.

Eduardo Tébar

jueves, enero 11, 2007

Espectacular llenazo de Fito & Fitipaldis en el Palau Sant Jordi (Barcelona 01/12/2006)

El hecho de que se agotaran las localidades de pista la primera semana en la que se pusieron a la venta las entradas, y que a mediados de la segunda semana ya no quedaran ni de grada, no fue más que un aviso de que lo que iba a suceder el día 1 de Diciembre en el Palau Sant Jordi de Barcelona iba a ser algo muy grande. Y así fue, Fito & Fitipaldis ofrecieron un conciertazo de dos horas y cuarto largas ante 18.000 personas, quedando a la altura de cualquier estrella internacional.

A las 20:30 h, una hora y media antes del comienzo del concierto, ya estaban ocupados la práctica totalidad de los asientos del Sant Jordi. No es que los asistentes tuviéramos excesivo interés en ver al grupo The Zodiacs, los cuales actuaban de teloneros de Fito & Fitipaldis esa noche, sino que al no estar numeradas, los que tuvimos que adquirir entradas de grada por no poder conseguir de pista, no queríamos perder la oportunidad de ver el concierto desde una ubicación más o menos aceptable. Este hecho hizo que los nombrados The Zodiacs, una banda de esas de mucho ruido y pocas nueces más pendientes de las posturas y de mantener una actitud macarra que de la propia música, actuaran durante media hora frente a un aforo que muchos grupos consagrados quisieran para sí mismos.

Sobre las 22:00h se apagaban las luces y empezaba la proyección en las pantallas del Palau de una cabecera introductoria de dibujos animados instrumentada con música jazz, más propia del inicio del Show de la Pantera Rosa que del inicio de un concierto. En ella se podían leer unos títulos de créditos presentando a cada uno de los miembros de los reformados Fitipaldis, mientras una caricatura animada de Fito iba moviéndose de un lado para otro. Finalizada la introducción, aparecían sobre el escenario las sombras de Fito Cabrales y Carlos Raya debajo de dos inmensos focos coincidiendo con los primeros acordes de “Un buen castigo”. Si el Palau Sant Jordi tiene fama de no tener una muy buena acústica, y el sonido de los teloneros no hizo más que corroborar esa teoría, Fito & Fitipaldis debieron ser la excepción que confirma la regla porque desde el principio hasta el final desplegaron un sonido limpio e impecable que se escuchaba con total claridad desde cualquier rincón del recinto.

Durante una hora y media fueron sonando tanto temas ya clásicos de la banda (“Un buen castigo”, “La casa por el tejado”, “Wisky barato”, “Estrella de rock”, “Cerca de las vías” o “Para toda la vida”) como algunos de los temas de su último álbum (“Viene y va”, “Por la boca vive le pez”, “Me equivocaría otra vez”, “Sobra la luz” o “Como pollo sin cabeza”). Tras este primer bloque de canciones el grupo se retiraba, volviendo al cabo de 3 minutos para llevar a cabo el típico set acústico con todos los músicos sentados en taburetes en la parte frontal del escenario. “Rojitas las orejas”, “El funeral” o “Quiero beber hasta perder el control” fueron algunos de los temas que sonaron dentro de este mini “Unplugged” en el que también se incluyó “Callejón sin salida”, dedicado a los Estopa que debían andar por la zona V.I.P. Pero lo mejor aún estaba por llegar. El concierto se cerró con temas como “Abrazado a la tristeza”, “Deltoya”, la aclamadísima y coreadísima “Soldadito marinero” con estribillo final de más de minuto y medio cantado por el público, “Medalla de cartón”, “Acabo de llegar” y “Donde todo empieza” para finalizar.

A lo largo de todo el concierto el público de Barcelona se mostró muy entrgado, sobretodo la gran cantidad de adolescentes de genero femenino, las cuales se sabían absolutamente todas las letras y bailaban las canciones de forma asombrosa, mezclando una especie de twist y rock & roll a lo Pili y Mili. Jamás hubiera imaginado semejante aceptación de Fito entre la muchachada, y mucho menos entre las chicas, corriendo los tiempos que corren y siendo Fito más feo que mandar a la abuela a por droga. Supongo que será la consecuencia de salir en los 40 Principales.

En resumidas cuentas, Fito & Fitipaldis se salieron de una forma espectacular. Al margen de la indudable calidad de Fito, tanto en guitarra como en voz, en mi opinión, la renovación de los Fitipaldis con Carlos Raya, Candi Caramelo, El Niño Bruno y Joserra Semperena le ha dado al grupo mucha más fuerza y muchos más aires de gran banda. No en vano, todos ellos tienen un amplísimo currículo acompañando a artistas como Andrés Calamaro, Sangre Azul, M-Clan o Duncan Dhu, y realmente eso se nota sobre el escenario. Con respecto a Javier Alzola y su saxofón, simplemente decir que continúa siendo un pilar básico del sonido Fitipaldi. Un diez para todos ellos.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)