sábado, diciembre 16, 2006

Concierto de Experimentos in da Notte + Santi Rex y Jafi Marvel (Zaragoza 08/11/2006)

Pub “Mar de Dios”, Zaragoza 8 de Noviembre 2006

Muchas eran las expectativas creadas para el concierto de los valencianos Mar (www.marsiempre.com) y su presentación en Zaragoza el viernes 8 de Diciembre. Desafortunadamente una inesperada e imprevista gripe que atacaba al que tal vez sea el instrumento más insustituible de un grupo, la voz de su cantante Toni, provocaba que el concierto se aplazara hasta una próxima fecha aún por confirmar.

Todo podría haber quedado ahí, pero como se suele decir en estos casos: “A grandes males, grandes remedios”. Con un gran esfuerzo y fuerza de voluntad, Octavio Gómez (poeta y agitador cultural de Zaragoza) y Santi Rex (cantante de Niños del Brasil) idearon en un breve margen de tiempo un nuevo cartel para guste y disfrute de todos los que se acercaron al pub “Mar de Dios” (C/ Tenor Fleta nº8) en la noche del viernes. Un pub cuyas dos plantas se encontraban rebosantes de gente animada por poder presenciar la prometedora música de Mar, aunque el cambio de planes no alteró los propósitos de los que estaban dispuestos a pasar una bonita velada de música y poesía.

Alcanzadas casi las 23 horas, sobre el escenario y luciendo orgullosamente una camiseta de Las novias (www.lasnovias.org) hacía acto de presencia Octavio Gómez acompañado a la guitarra acústica por Pablo Malatesta para presentarnos su proyecto poético “Experimentos in da notte”.

Cubierto entre luces azules, verdes y rojas, Octavio empezó a recitar uno de sus poemas mientras Pablo adornaba sus palabras con los acordes de su guitarra. A partir del segundo poema, Pablo Malatesta pasó al teclado y se les unió Jaime Stereant a la guitarra eléctrica dándole una mayor ambientación a los poemas que intensa y dramáticamente Octavio iba desgranando. Entre los descansos y aplausos que precedían cada poema, Octavio presentaba sus versos dedicándolos a poetas como por ejemplo su amigo y maestro Manuel Vilas, comentando como habían surgido o simplemente explicando algunos detalles de los mismos. A lo largo de su actuación pudimos escuchar poesías como “Yo seré el primero”, “No te vayas” o “Nací con el regalo de estos dedos dorados”, éste último inspirado en su amado Leonard Cohen con “Tower of song” sobrevolando entre sus palabras. Una sesión de spoken word que dejó maravillados e hipnotizados a todos los presentes.

Casi sin pausa para el descanso el turno ahora era para Santi Rex al micro y Jafi Marvel a las guitarras y programaciones. Rescatando el siempre vigente legado de Niños del Brasil, el dúo empezó su actuación con “Décima víctima”, tal vez uno de los temas menos conocidos del grupo incluido en su disco “Mundos en eclipse”, pero que no por eso deja de ser toda una experiencia escuchar en directo su letra con una clara alusión al suicidio.

Dejando un lado la seriedad del tema, la primera sorpresa llegaba con una estupenda versión del inmortal “Heroes” que Santi Rex, junto a los programadores “Mecanismo”, grabaron para un reciente homenaje a David Bowie llamado “Camaleones” y que promovieron los chicos de www.bunburyclub.com.

Tras esta fantástica versión (con una parte de la canción cantada en alemán), nos teletransportaban a la época del segundo disco de Niños del Brasil, “Mensajes al viento”, para regalarnos temas tan conocidos como “Pasión”, “Recuérdame” y especialmente “Sed de venganza” que el público no paró de cantar. De hecho ya que menciono a los allí presentes, no puedo pasar por alto que entre los espectadores se encontraban caras conocidas como Mariano Casanova (cantante de Distritocatorce: www.distritocatorce.com), Ainhoa Tilve (presidenta del club de fans de Las novias: www.lasnovias.org), Susan Q (presidenta del club de fans de Karhe: www.karhe.net), Quique Mavilla (bajista de Distritocatorce, El galgo rebelde y del disco de Bunbury y Vegas “El tiempo de las cerezas”) o incluso el propio Nacho Serrano, compañero de teclados y programaciones de Santi en Niños del Brasil.

Tras estos tres grandes temas, Santi y Jafi nos volvían a sorprender con una nueva versión, esta vez de Leonard Cohen que también se grabó para otro tributo titulado “Disparen a Cohen” y editado por www.confesionesdemargot.com.

Con el público ya ganado, les llegó el turno a tres clásicos imprescindibles en la discografía de Niños del Brasil: “Las curvas del placer”, “Mentiras” y “Amor y espinas” muy bien recibidas, especialmente esta última con el público acompañando a Santi en cada una de la estrofas. No es de extrañar que un gran tema así siga teniéndose en cuenta por grupos como Mar los cuales lo han incluido en su primer disco (también con la participación de Santi en los coros). Seguramente la actuación de Mar hubiera contado con la presencia de Santi en esta canción, pero el infortunio ha hecho que tengamos que esperar hasta una nueva fecha que esperemos llegue pronto.

“Amor y espinas” cerró la actuación, aunque no la fiesta ya que tanto Octavio Gómez como Santi Rex, en un mano a mano, nos brindaron una excelente sesión de música tras la cabina. Por los altavoces pudimos escuchar grupos como Las Novias, Héroes del silencio, Luxury Beat, The Misión… y por supuesto Niños del Brasil. Todo un lujo.

Texto: Juan Garrancho
Fotografías: Ainhoa Tilve

domingo, diciembre 03, 2006

Concierto de Wilko Johnson (Granada 23/11/2006)

Doctor Wilko (El Tren, Granada, 23/11/2006)

El Alhambra Blues se ha saldado este año con nota. Y alta. El evento hermano del Festival Internacional de Jazz de Granada verifica una vez más que las músicas de raíz sobreviven a los tiempos y a las modas. Al menos en esta provincia, la única del país con dos certámenes internacionales de jazz y un sólido circuito de bandas y locales con programación regular. Amén de la Blues Band de la ciudad, que cumple ahora su vigésimo aniversario. Hay a quien le sale urticaria con la sola idea del concepto instrumental o asiente cuando oye que el blues naufragó en el ostracismo. Pero cada año 60.000 personas pagan una entrada en Granada para ver un concierto de jazz. Y la sala El Tren se llenó la semana pasada con el directo de El Doghouse de Tom Lardner y Richard Dudanski y la leyenda del rock de cubículo Wilko Johnson.

Hubo un tiempo en el que Ian Dury y Richard Hell rivalizaban por la misma mujer y por las medallas al punk iniciático. Corría la década de los setenta y en los antros británicos coincidían bandas como Blockheads o Dr.Feelgood, con sudorosas sesiones de guitarreo en las que los cables cercaban las cervezas del público. Fue lo que se dio en llamar pub-rock. Los doctores 'biensentidos' encabezaron el movimiento. Su Stupidity figura entre los 25 discos grabados en directo más destacados de la historia. Pues bien, el guitarrista de los Feelgood era Wilko Johnson: para muchos, el mejor rítmico del mundo.

Su técnica nada tiene que ver con la multiplicación de escalas por segundo. Él rasca y canta. Trotón, como la cadencia del blues, a la que inyecta la adrenalina del que vive cada noche como si fuera la última. Wilko, de negro y viudo desde hace dos años, conoce muy bien los secretos del buen imán de atenciones. Sus dedos desafían la propia naturaleza humana y apuntan desde la quiromancia. ¿Cómo puede hacer un solo frenético sosteniendo un simple acorde en el mástil? Magia, señores. Suenan dos guitarras y en el escenario hay una. Y él la acaricia, juega con ella, la frota, la palpa, acelera la biela, cambia de postura… Sí, la toca como a una mujer.

Aunque su cabellera ha desaparecido y en su rostro se vayan acumulando pliegues, Wilko Johnson mantiene la misma mirada esquizoide de toda la vida. Se mueve como un teledirigido al que aumentan y reducen la velocidad caprichosamente. Su voz contribuye a la apariencia marciana: negroide y de ningún sitio. Y encaja a la perfección en un repertorio que se ciñe a lo más básico, el lenguaje del rythm n' blues que aprendió de tanto escuchar a Mick Green. "Quien no conoce a los maestros está condenado", sentenciaba antes de la actuación.

En su último disco recoge temas de Van Morrison o del Bob Dylan electrificado en la Autopista 61. Pero en directo la apuesta es infalible; rodillo anfetamínico de Chuck Berry y a bailar al compás de Bye-bye Johnny o Route 66. Porque bailoteó todo el mundo –los que salen, critican menos, dejan en casa la bata, las zapatillas y el maniqueísmo para levantar la vida musical de su tierra–, hasta algún gurú local del rock n' roll comentando entre la muchedumbre: "Los americanos son muy completos, pero los ingleses tienen esto".

Mención aparte para los acompañantes de Wilko Johnson. El solvente batería Monty y el acharolado Norman Watt-Roy (ex Blockheads) en el bajo, con unos dedos larguísimos y una ejecución virtuosísima. Según su jefe, uno de los cinco grandes bajistas que han existido. Exquisito y palpitante para haber empezado en las cloacas del rock. De eso sabe mucho Wilko, que llegó a compartir piso con John Lydon, Joe Strummer y Billy Idol. Cuando el cantante Lee Brilleaux abandonó este mundo murieron muchas cosas, pero no el alma de Dr. Feelgood.

Eduardo Tébar