sábado, mayo 14, 2005

Concierto heroico de Bunbury (Granada 13/05/2005)

Enrique Bunbury repetía anoche en Granada tras su glorioso paso por el Palacio de Congresos el pasado mes de julio. En esta ocasión el espectáculo tenía lugar en un carpódromo auspiciado por Movistar, provisto a modo de discoteca desmontable y lejano a la iconografía circense y opulenta que tanto le gusta al zaragozano.

Con una escueta disposición visual y de efectos luminosos, sin ambages apabullantes como los acordes de Nino Rota, y el único anticipo de Reverend Horton Heat en la megafonía, todos los caminos llevaban al mismo sitio: “se trata de ubicar el show del rock n’ roll en un recinto personalizado”, apuntaba Bunbury el día anterior. Y así fue, Enrique y su banda de ocho músicos, El Huracán Ambulante, irrumpieron en el escenario con “El club de los imposibles” dejando claro que sólo allí estaba la exhibición.

“El viaje a ninguna parte” es el título de la novela y película de Fernando Fernán Gómez, pero también del último disco de Bunbury. Una reivindicación del artista de oficio relatada a través del periplo musical que va desde Argentina o Perú, pasando por el Caribe y que llega hasta Nueva Orleans. Así es el universo del cantante maño y así desarrolló su concierto, trasladándose a EEUU en “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”, al mediterráneo en la revisión de “Desmejorado” (tema que compuso para Raphael) y reponiendo fuerzas en la Plaza de Garibaldi mexicana con “Y al final”. No faltaron las invariables del cancionero, como “Alicia”, “Salomé” o “El extranjero”, que subsisten a las mutaciones sonoras del autor.

Sorpresa

La sombra de Héroes del Silencio tuvo una especial presencia cuando Bunbury preguntó a los asistentes “¿Dónde estaban ustedes hace doce años? Yo me encontraba con Pedro Andreu, Juan Valdivia y Joaquín Cardiel grabando en el estudio de Phil Manzanera”. Y ante el asombro de todos, apareció en el escenario el que fuera guitarrista de Roxy Music y productor de la banda española más internacional. Tocaron “Apuesta por el rock n’ roll”, versión de Más Birras que Héroes del Silencio grabaron en las sesiones de “El espíritu del vino”. Phil Manzanera defendió con una guitarra de ‘jazzero’ el solo que en su día registró Juan Valdivia. Después el abrazo entre ambos: la imagen de la velada.

Pero la huella heroica persistió con los ademanes pugilísticos de “Iberia sumergida” y, sobre todo, cuando en clave de piano bar Bunbury regaló un popurrí formado por “Deshacer el mundo” y “La chispa adecuada”.

Bunbury entregado

Cuatro fueron los bises realizados por Enrique Bunbury, ante más de 2.000 personas que pedían reiteradamente su incorporación al escenario. La entrega del músico fue plena, en un afán compartido con el público por la satisfacción al interpretar “El jinete”, ranchera de Jose Alfredo Jiménez convertida desde hace unos años en un himno rock del repertorio, “Infinito”, ahora revestida de mariachi, o dos de los cortes más excelsos del último trabajo: “El rescate” y el colofón con “Canto”.

Eduardo Tébar